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La restauración de San Lorenzo, tan demorada como esperada, ha revelado la existencia de un magnífico programa decorativo de muros y cúpula nervada del ábside principal, que parece continuar en la bóveda de la nave central. Todavía no está abierta al público la iglesia, pero ya es una estupenda noticia que se recupere patrimonio para la ciudad, tanto por la recuperación en sí misma como por la creación de un nuevo foco de atracción turística de calidad, algo que desde este blog se ha reclamado no pocas veces, insistiendo en la idea básica de que los turistas vienen a ver cosas, no a los cordobeses pasear por la calle. Si no hay variedad con suficiente calidad, no se puede esperar que la gente se quede más de un día, que es el tiempo que tardan en visitar la mezquita y alrededores, descansar y salir zumbando para Sevilla, Granada o Málaga, más atractivas turísticamente hablando y, sobre todo, mejor promocionadas a todos los niveles que nuestra ciudad. Y es que el Pasado, la Historia y el Patrimonio no es un lastre, como piensan muchísimos cordobitas, es una fuente de cultura, de saber y de ingresos económicos. Sólo un parche: habrá que ver si la restauración ha sido tan respetuosa con los muros como con las pinturas, porque Córdoba no se caracteriza precisamente por tener intervenciones modélicas en la restauración de patrimonio construido: ahí están los ejemplos del Puente Romano o de San Pedro, donde el hormigón, la falta de respeto a las fases arquitectónicas y el resultado estético final dejan tanto que desear. Pero ese es otro debate y hoy hay que felicitarse por lo que parece un hito en la restauración en Córdoba.
Por el contrario, el mismo día que aparecía esta noticia en los periódicos cordobeses, también aparecía otra: la apertura del "mercado medieval de la astronomía", presentado el otro día por Andrés Ocaña como una forma de "mejorar la calidad y variedad" del evento. Y aprovechando que la UNESCO ha dedicado este año a la Astronomía, algún genio del consistorio ha decidido vincular un mercadillo donde se leen las manos, se venden piedras mágicas, se puede consultar el tarot en chamizos o se pueden comprar amuletos con LA ASTRONOMÍA. Yo no soy ni astrónomo ni aficionado a esta ciencia -ya me gustaría-, y a lo más que he llegado es a estudiar en mis años de carrera la navegación prehistórica y antigua a través del uso de los astros. Pero estoy tan indignado como todos aquellos que han levantado su cólera contra esta insensatez. Confundir ASTRONOMÍA con ASTROLOGÍA es como confundir la Magnesia con la Gimnasia, el tocino con la velocidad o comer trigo con rascarse ciertas partes. Pero tranquilos, amigos astrónomos, esto ya ha pasado antes, y con los arqueólogos.
Lo que voy a contar no me lo ha contado nadie. Lo presencié hace unos años, con motivo de la celebración del Simposio "Julio César y Corduba: tiempo y espacio en la campaña de Munda (49-45 a.C.)", celebrado en Córdoba en abril de 2003. Uno de los organizadores, entonces decano de la Facultad de Filosofía y Letras, leyó públicamente una carta de un miembro del Ayuntamiento que, invitado al acto inaugural, había declinado por problemas de agenda, pidiendo perdón por no asistir pero apoyando expresamente este tipo de iniciativas que (y cito correctamente) "ayudan a mejorar el conocimiento sobre la Córdoba Omeya y el legado andalusí". Un silencio gélido recorrió la sala y el Decano, con toda la diplomacia exigible en estos casos pero con firmeza, se lamentó del nivel cultural de aquellos que nos gobiernan. Junto al apesadumbrado Decano se encontraba el arqueólogo municipal de la Gerencia de Urbanismo, que incidió en lo mismo, pero al que se le "escapó" el nombre de edil que había firmado la carta: Andrés Ocaña. El Decano le reprendió ("se dice el pecado, no el pecador"), pero ya todos sabíamos que algunos miembros del consistorio confundían la Córdoba romana anterior a Cristo con la época Omeya. Poco después, el mencionado edil se hacía cargo del área de urbanismo de este Ayuntamiento, así como de la planificación urbanística del Centro Histórico, de la Gerencia de Urbanismo y de su Servicio de Arqueología.
En resumen: un error lo tenemos todos. Varios marcan una tendencia. Y es un deber ciudadano exigir a los responsables políticos que nos gobiernan una formación específica en aquellos temas de los que se van a ocupar como gestores. De lo contrario da la impresión de que cualquier puesto es bueno, siempre que se cobre bien, pasando la acción política a ser, en lugar de una gestión pública para el bien común, un modus uiuendi. Difícil tenemos lo de la capitalidad... pero con estos artificios se me antoja imposible.
3 comentarios:
No me reía tanto desde los programas de los Morancos. Que cachondo el Ocaña ! Viva el festival del humor
Jerónimo ¡qué pena!. Como decia el Guerra "Mejon sesta callao"
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