Hacía tiempo que no actualizaba el blog... demasiadas ocupaciones y muchos proyectos lo han ido retrasando en exceso. Es lo que tiene. Una pena, sin duda, porque mira que han pasado cosas: destrucciones arqueológicas, denuncias, cambio de gobierno en la ciudad, el fin de la milonga del 2016, nombramiento de un concejal de Patrimonio (que no durará mucho en el cargo, por lo que cuentan), fin del Convenio-GMU, guerra abierta entre las pandillas arqueológicas, negativa a los Patios para su inclusión como Patrimonio Mundial... buufff... qué estrés...
Lo cierto es que dos hechos, aparentemente inconexos, han motivado esta nueva entrada: una magna exposición sobre la Córdoba Romana y la destrucción, de nuevo, de parte de un arrabal islámico de singular importancia. Ambos hechos me han dado que pensar, y he llegado a la misma conclusión que llevo años rumiando: el Patrimonio, y especialmente la Arqueología, no sólo es un estorbo, sino una mera excusa para conseguir fines totalmente ajenos a la preservación del Patrimonio. Vamos por partes, que diría Jack el Destripador.
La exposición "Córdoba, Reflejo de Roma" es una magnífica iniciativa que hubiera sido importantísima para implicar a la ciudadanía en la conservación de su legado histórico, para reflejar la importancia del pasado de la ciudad y educar a la gente en el respeto a su pasado a través de un conocimiento riguroso expuesto de forma didáctica. Sin embargo, el resultado no podía haber sido más desigual. Sólo la exposición que se encuentra en la sala Vimcorsa cumple, y muy sobradamente, los requisitos para llegar, de forma científica, amena y educativa, a un gran público. Las otras dos sedes, en palabras de un antiguo compañero, ya jubilado, que ha ido a verlas en varias ocasiones, "son decepcionantes: la del Museo porque parece improvisada, para salir del paso, y la de Orive, porque está tan cargada que no se entiende nada". Ciertamente, la museografía es un difícil arte, despreciado por los que no saben transmitir ideas y siempre sucumben a la vanidad de querer contar todo lo que saben. Cada cual es dueño de sus complejos, pero un esfuerzo económico de esta envergadura no puede significar un escaparate para la autopromoción ni una actividad de segunda categoría, sólo realizable cuando ya no se excava y hecho sin ganas porque estoy excavando cosas (supuestamente) más chulas en otros sitios. Debe transmitir, educar... y eso sólo ocurre en una de las sedes. Bueno, así tal vez la gente de esta ciudad aprenda a hacer los encargos a quien sabe de verdad, y no a los que, cuando interesa, aparecen de paracaidista allí donde haya más que sacar.
Penoso, la verdad, porque hubiese servido para avivar conciencias frente a la destrucción sistemática del Patrimonio Cordobés. En lugar de eso, algunos lo usan como excusa para promocionarse a sí mismos y reivindicarse, como uno de los catedráticos de Arqueología de la UCO, que piensa que cuando se habla de Arqueología en esta ciudad se habla de él, y de su grupo, hasta el punto que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, toca arrebato y se pone a mandar cartas para que, todos, salvemos la Arqueología cordobesa... ¿o será la arqueología cordobesa que hace él? Aquí la carta, no tiene desperdicio.
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Estimados/as amigos/as:
Como responsable último del Grupo de Investigación Sísifo, que sostiene desde principios del pasado 2011 el proyecto de divulgación "Arqueología somos todos", quiero, en primer lugar, hacerles llegar en nombre de todo el equipo nuestros mejores deseos para este 2012 que ha empezado ya a cobrar fuerza y a darnos sustos. Será un año vital para el futuro de la arqueología cordobesa, supuesta la situación de crisis profunda que atraviesa. Sin embargo, no son momentos para la desesperanza. Antes al contrario, es en coyunturas desfavorables como ésta en las que debemos formar una piña y trabajar más que nunca para hacer entender a las Administraciones responsables que la arqueología en Córdoba es un recurso histórico, patrimonial y de mañana formidable; un recurso que debe ser apoyado y potenciado hasta convertirlo en seña de identidad, motivo de orgullo ciudadano y, por supuesto, yacimiento de empleo. Es obligación de todos ofrecer a los más jóvenes un campo de trabajo que les permita desarrollarse profesionalmente en nuestra ciudad, sin tener que emigrar a otros países como viene ocurriendo cada vez con más frecuencia. Conscientes de ello, y fieles a nuestro compromiso de transferir los resultados de nuestra investigación a la sociedad que nos sostiene, aquí estamos de nuevo, dispuestos a ofrecerles lo mejor de nosotros mismos.
Mientras preparamos el programa correspondiente a 2012, que será más que nunca voluntarista y modesto, dadas las circunstancias laborales adversas por las que atraviesan buena parte de los investigadores que lo sostienen, vamos a organizar visitas guiadas a la exposición "Córdoba, reflejo de Roma" que acaba de inaugurarse; concretamente a la sede de la que se ha responsabilizado nuestro Grupo: la que centrada en "Suburbio y periferia" ocupa la Sala Capitular del Palacio de Orive. Más abajo les indicamos el cuadrante de posibilidades para que cada uno de ustedes elija día y hora. No olviden, por favor, que deben hacerlo necesariamente para poder concurrir a cualquiera de las visitas, dado que los grupos son de composición limitada. Sigan, pues, por favor, las instrucciones al respecto que se les ofrecen.
Gracias una vez más a todos por su fidelidad, y, por favor, ayúdennos a conseguir que la arqueología cordobesa no desaparezca. Sería un error de primera magnitud, del que nos arrepentiríamos durante décadas.
Un saludo afectuoso.
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Los guías turísticos que viven de ofrecer su trabajo para este tipo de exposiciones tienen que estar locos de contentos. De nuevo, como siempre, la Arqueología pasa por ser un simple señuelo para darse bombo y seguir en el escenario dando guerra, dando notoriedad sólo a la parte de la investigación que le interesa, que para eso uno es catedrático y trae de serie saberlo todo... o casi todo, porque en esta entrevista se le olvidan de golpe los 400 años de Antigüedad Tardía en que Córdoba fue sede de Osio, (el auténtico inventor de la estructura de la Iglesia Católica que hoy conocemos), una república independiente de facto que, tras sucumbir a Leovigildo (no sin antes haber destrozado varios ejércitos godos), acabó como una de las más importantes sedes regiae visigodas, y centro administrativo y religioso de primer orden que, por supuesto, significó mucho más para los árabes que su ya desaparecida entidad altoimperial... en fin... casi nada oiga... y por supuesto, el bajísimo nivel del entrevistador tampoco da para más, ni para recordarle la importancia de la Córdoba del primer cristianismo, y eso que está todo el día con los santos en la boca.
A la vez que esto ocurría, la Junta de Andalucía autorizaba la destrucción de un yacimiento omeya único, con unos niveles de conservación muy superiores a Medina Azahara. La voz de alarma se dio en este foro ciudadano, y al poco tiempo, incluso un periódico de esta ciudad, famoso por su aversión a los restos arqueológicos y su inquina con la Patrimonio, se hacía eco del evento, como no, en una operación de maquillaje para matar al mensajero y poner por las nubes la acción de la Junta y su compromiso con la Arqueología. Al final, la Junta sacaba pecho porque no se había destruido una almunia califal... "sólo" miles de metros cuadrados de arrabal de la gentuza pobre cordobesa, que esa ni importa ni importó nunca... en la foto subsiguiente, tercio superior supuestamente conservado; dos tercios inferiores, al vertedero.
De nuevo, los comentarios de los periódicos son mejores que la propia noticia, y de nuevo, salvo pocas excepciones, aquí cada uno arrimaba el ascua a su sardina y la destrucción de los restos servía como excusa para que gente que hoy está en el paro reivindicase su trabajo, su "buen hacer" y, por qué no, la vuelta a su faena. También cada uno es dueño de su (¿mala?) conciencia. La Arqueología, la conservación y la puesta en valor pasaban a un segundo lugar frente a la arqueología como modus uiuendi, sin más objetivo que cavar. Independientemente del drama personal y familiar del paro (al que, por cierto, el monopolio efectivo del Convenio-GMU condenó, antes, a muchos otros profesionales, en paro desde 2009), que atempera una mayor crítica hacia esta actitud, la cuestión reviste cierto interés, de forma muy especial porque desde aquellos que hoy reclaman un (¿justo?) reconocimiento a su labor, no hay el menor atisbo de crítica hacia una situación arqueológica, profesional y académica que no podía ser sostenible. Si los responsables de dicho proyecto (porque hay más de uno, y no todos están en la UCO) hubieran empleado sus fuerzas en algo más que en alardear de monopolio arqueológico y de contactos con Rosa Aguilar (que incluso presentaba novelas de alguno de sus miembros...) y su entorno; y si hubieran hecho un verdadero esfuerzo por la didáctica ciudadana y por la defensa de los restos, en lugar de aprovechar la coyuntura para sacar proyectos imposibles de financiar por un I+D+i al uso; y si se hubiera buscado el consenso político sobre un tema vital para esta ciudad, en lugar de reírle las gracias a la Junta y lamer las botas de los arquitectos megachulos que arrasan el Patrimonio... entonces, tal vez, lo mismo ahora existiría un auténtico servicio de arqueología municipal a nivel territorial (no sólo de ciudad) y, tal vez, no estarían en el paro. Quizás, sólo quizás, esta sería una buena causa pedir cuentas, y no actuar con el síndrome del francotirador-rapero psicópata, disparando -no sólo balas- a todo lo que se mueve (y con pésima puntería, permítaseme añadir). Vamos, lo que tantas veces he dicho: vincular la Arqueología sólo a la excavación es no entender la Arqueología y actuar como los depredadores. El tiempo, por desgracia, me da la razón.
Ambos hechos tienen una relación evidente. Como ya avancé arriba, la Arqueología en Córdoba no interesa. Punto. Salvo contadas y demostradas trayectorias, con una forma de hacer menos altanera, callada y constante, con resultados científicos llevados de la mano de la auténtica difusión, la Arqueología de esta ciudad ha servido para que unos pocos se promocionen, cuatro se forren, unos cuantos más hayan vivido de las migajas y todos hayan acabado odiándose profundamente, con la esperanza -depredadora- de quitarle al otro los despojos de las constructoras de la boca. Sin proyecto, sin continuidad, sin interés por todo aquello de la Arqueología que no fuera excavar y sacar curriculum propio, sin profundidad, sin convicción y con el único arma del oportunismo, se ha convertido la única cosa en que Córdoba es auténticamente diferente en un mercadeo donde todos los que se quedan sin trabajo de excavación, de repente, ven la luz y se dan cuenta de lo importante que hubiera sido conservar, para generar una oferta turística local, hoy por hoy inexistente, e irrecuperable.
Es curioso. Gran parte de la Arqueología urbana cordobesa, así como de la propia gente de esta ciudad y muchos de sus dirigentes políticos, cada vez tienen más parecido con ese magnífico retrato de la más absoluta de las decadencias que es Sunset Boulevard. Todos hablan del Pasado, de ese tiempo pretérito y añorado de grandezas idealizadas que sólo esconde un patético intento por volver a ser algo, alguien, eso sí, por la cara, sin trabajo, tan sólo porque el tiempo lo justifica todo y nos lo merecemos también todo. Con un Presente triste y miserable, sólo se aspira a blandir el Pasado como excusa para un Futuro que todos saben ya cuál es, menos sus protagonistas.
Por cierto, el título de esta estupenda película en España fue El Crepúsculo de los Dioses... qué cosas....
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