martes, 10 de febrero de 2009

NADA...


No. No pretendo imitar la magnífica obra de Carmen Laforet. Esto es sólo un pequeño resumen de lo que está pasando con la conservación de los arrabales, que se sintetiza en esta triste palabra.


En una de sus últimas decisiones, la ex-delegada de Cultura, Mercedes Mudarra, autorizó la destrucción del arrabal y el cementerio hispanomusulmán hallado recientemente en la Avda. de Libia. Reproduzco el texto, sacado de Diario Córdoba, que no tiene desperdicio alguno (me permito destacar lo más señalado):

La delegada provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Mercedes Mudarra, informó ayer de que los restos de arrabal islámico, asociado a una necrópolis del siglo X, que se han hallado en el desarrollo de las obras de urbanización de la avenida de Libia, en el ensanche de la calle Pablo León, se desmontarán por completo sin conservar prácticamente nada. Según Mudarra, los elementos encontrados en la zona están en muy mal estado de conservación y además no son lo bastante interesantes o significativos para que deban ser estudiados en más profundidad.

Según la delegada, esto se debe a que los arrabales orientales de la ciudad, de los que existe escasa documentación hasta la fecha, estaban poblados por gente del pueblo mientras la zona de Poniente albergaba a la parte más noble de la sociedad, lo que se observa en los materiales y en la estructura de las casas, así como en los enterramientos.

Si se fijan, no hay ninguna mención a la capacidad de estos restos para recuperar parte de la memoria de la ciudad, de esa Historia que no se puede conocer a través de los documentos. Pero, lo realmente increible, es que todavía haya personas (y más en cargos de responsabilidad) que vinculen la importancia de los hallazgos arqueológicos a su "monumentalidad". Por si fuera poco, en este caso, la ya cesada responsable política, ha dado un paso más: ha vinculado la importancia de los restos a la categoría social de los habitantes de la zona: los arrabales orientales son para la gente pobre y, por tanto, se pueden destruir; los occidentales, sin embargo, eran para la gente rica y sí hay que conservarlos. Y esto en boca de una afiliada a un partido socialista... Es la doble muerte de los humildes: primero se mueren en su época sin dejar rastro, sin aparecer en los documentos, sin figurar en ninguna crónica; luego, en la actualidad, desenterramos los restos de estos cordobeses pobres, sus pobres casas, sus pobres calles, las dibujamos, y los matamos de nuevo, pero ahora de olvido.

Pero lo de destruir arrabales no es nuevo. Parece un deporte típicamente cordobés. Lo llevamos haciendo años. La verdad es que, una vez que se destruyó Cercadilla (un yacimiento con hasta 5 metros de conservación en algunas zonas y de las pocas construcciones romanas de Córdoba que todavía tenían techo), lo otro no suponía ningún tipo de problema "ético". 

A día de hoy, en el año 2009, la ciudad de Córdoba todavía no ha recuperado las dimensiones que alcanzó hace 1000 años. Hoy sabemos que, en época omeya, Córdoba era lo que los geógrafos llamarían un "continuo urbano" desde Medina Azahara hasta, al menos, el actual Carrefour Zahira. No hay que pensar en la imagen de una ciudad abigarrada, sino más bien en dos polos de atracción (la Medina o vieja Córdoba romana y la ciudad palatina de Medina Azahara) con sus respectivas áreas de influencia, al estilo de las barriadas si se quiere, en un territorio salpicado de caminos, alquerías, cementerios, jardines, huertas, caravansares, cuarteles, almacenes... Una metrópoli, en toda regla, de la que apenas nos quedan, en gran parte de los casos, un puñado de papeles, una "memoria frágil" de lo que fue y nunca volverá a recuperarse. 

La voracidad de algunos promotores, la vinculación de la investigación arqueológica a la construcción, la falta de previsión y planificación de las administraciones, la obtención de ingresos para los ayuntamientos a través de la recalificación de terrenos y la creación de zonas edificables... ha sido un cóctel maligno que nos ha privado de uno de nuestros recursos públicos más importantes, base de lo que pudo ser un incipiente turismo cultural. Se sabía, por las fuentes históricas, que Córdoba estaba rodeada de arrabales; que la ciudad llegó a ser la mayor metrópolis europea tras Constantinopla; que albergaba a cientos de miles de personas... y lo peor es que se sabía y no se planificó la expansión urbanística pensando conservar. Tanto las administraciones públicas cordobesas como la Universidad vincularon el conocimiento a las obras, a la conservación sólo de elementos "singulares", cuando no se dejaba construir directamente y de forma ilegal junto a los yacimientos. De esta forma, se perdió la oportunidad de crear una gigantesca zona de reserva arqueológica, una enorme "Pompeya" donde crear puestos de trabajo de todo tipo (albañiles, mantenimiento, guías, técnicos, restauradores...) vinculados a la cultura, a la investigación, a la conservación y al turismo. O lo que es lo mismo, a la Economía Sostenible, esa de la que tanto hablan los que luego recalifican terrenos para construir. Sólo había que haberse mirado en el espejo de otras ciudades que han apostado por su patrimonio, que viven de un turismo de calidad y de alto poder adquisitivo, y que han sabido generar, con los beneficios, una gran cantidad de puestos de trabajo... y a largo plazo. Y que no me diga nadie que no se podía construir en otros lugares. Ese es un argumento falso y malintencionado.

No es una quimera, pero tal y como están las cosas en Córdoba, sí es una utopía que se respete lo poco que queda de todo aquello: Turruñuelos, todos los solares de la ABB y la antigua Electromecánica, etc. De lo contrario, volveremos a ver yacimientos expoliados, puentes califales derrumbados, arrabales arrasados... y un montón de albañiles en el paro (difíciles de reciclar en otros trabajos poco cualificados), un montón de licenciados en el mismo sitio y a todos los hosteleros dándose golpes de pecho porque los turistas no se quedan, ya que, de lo que va a ver la gente, no ha quedado 

NADA. 

3 comentarios:

Dr. Mabuse dijo...

Pues, a simple vista Jerónimo, el hallazgo me pareció extraordinario. Mis padres viven actualmente muy cerca y la zona ha sido muy transitada por mí desde siempre. Por ello me llamó tantísimo la atención. Me pareció extraordinaria su extensión y la ubicación, en aquel lugar de la al-xarquía (palabra tomada en su sentido estrictamente etimológico) tan oriental (valga la redundancia). Por lo general, a causa fundamentalmente de la presión inmobiliaria, los barrios aparecidos hasta el momento correspondían a los más occidentales, donde la ciudad actual se ha extendido más. Tiene 'guasa' que dicha expansión urbanístico-especulativa condicione el conocimiento de una ciudad como la nuestra y, además, condene su propia memoria.
Pero, siguiendo las palabras de la ex-, ¿tan poco significativos han sido estos hallazgos? Si es inevitable el desmonte (como así lo va a ser en este caso), ¿por qué con los medios actuales, que no son pocos, no se incorporan como hitos urbanos en el propio callejero referencias, imágenes, planos de cada rincón excavado, a la vista de los ciudadanos en general para que éstos tomen conciencia de lo que ese punto urbano contiene? De todas formas, sería una ciudad agredida, pero al menos la ciudadanía estaría más formada. No sé, se podrían hacer tantas cosas, tomar tantas iniciativas, aunque fueran paliativas (desgraciadamente)... Cualquier cosa menos el desprecio y el posterior olvido.
Un saludo, Jerónimo.

Anónimo dijo...

Soy Arqueóloga, en el 2007 excavé en la Zona de "EL GRANADAL", me apareció Arrabal Musulman, con un pozo octogonal igual a otro aparecido en Cercadillas, me costó que me aceptaran que "aquello", podría ser arrabal.

Jerónimo Sánchez dijo...

Ante todo, "Myrtilis", perdona por el retraso en contestar, pero es que estoy terminando unas publicaciones y ya me ha pillao el toro. Efectivamente, toda la zona ES arrabal. Yo sé por comentarios orales que cuando hicieron el Carrefour Zahira aquello estaba lleno de restos, de arrabal y de necrópolis romana. En fin, qué te voy a contar que tú no sepas.
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